La paciencia es la madre de la ciencia de los éxitos. Sobre Luxemburgo ya lo dejé escrito en su día: Si le conceden la suficiente libertad de acción para ejercer el poder que él necesita para realizar su trabajo, podría aupar al equipo otra vez a lo más alto, pero no esta temporada, sino la próxima (2005-06) cuyos inicios, sin embargo, no serán nada prometedores . Mas si Florentino no pierde la paciencia y le deja trabajar, estoy convencido de que al menos otro gran título engrosará las vitrinas del Real Madrid en junio de 2006.Mañana, más.
En el tiempo de descanso de la Liga aprovecho para resaltar la correlación astrológica que refleja los actuales agobios del presidente Bush, motivados por su criticada gestión de la crisis del huracán Katrina.
Lo más relevante es el cruce, por parte del viejo Saturno, de la línea de entrada a su Ascendente, a la caza de Mercurio y Plutón natales, aspectos que prometen revelarle no sólo el escaso apoyo que recibe de los demás, sino también introducirle en el pozo oscuro de las luchas intestinas de poder. En algunos casos, con tal configuración, es uno mismo quien se aísla del entorno, actuando de forma más fría y calculadora, pero, a la larga, actitudes de este tipo lo único que provocan es crear una gran sensación de soledad en el individuo que las promueve.
El antídoto contra el lado oscuro de Saturno es responsabilizarse de las propias acciones a través de un trabajo constante y disciplinado. Porque, en realidad, toda época saturnina, en blanco y negro, resulta crítica para el desarrollo personal. El grado de fastidio de este tránsito sobre las espaldas de Bush lo determinará su capacidad para hallar un equilibrio entre sus acciones y sus decisiones; pues la cuadratura del imprevisible Urano sobre su capacidad de actuar, Marte, sumada a la cuadratura de Marte progresado a su Sol natal y conjunto a la Luna, le introducirán en una dinámica muy temperamental, donde el riesgo de tomar decisiones precipitadas y de actuar de manera belicosa rebasará los más límites más peligrosos.
A Bush, en fin, ya nada le resultará fácil hasta bien entrado el 2006, y es muy probable que tenga que hacer frente a la etapa más desafiante de su mandato, mayor incluso que las tensiones que tuvo que experimentar durante los atentados a las Torres Gemelas del 2001.