27 de Agosto 2004
Us Open
Hoy presto mi atención astrológica a partidos de tenis del US Open que enfrentan a jugadores con domicilio en el extrarradio de la fortuna, más allá de los límites pudientes que mi imaginario ha decidido ubicar allende del número cien en la clasificación de la ATP. Por ejemplo, mientras escribo estas líneas el brasileño Ricardo Mello (135) intercambia esforzados raquetazos con el australiano Cris Guccione (200). Mello (21/12/1980) nació con el Sol bajo el paraguas del aventurero y filosófico Sagitario, y, por casualidades del calendario, arrimado al carácter romántico hasta la lágrima de Neptuno.
Su raqueta la mueve un voluntarioso Marte en Capricornio, que se cuadra militarmente ante las órdenes despóticas de Plutón, obsesionado en elaborar papilla de carne con cualquier rival que cuestione a Mello incluso el color de su muñequera. No lo va a tener fácil el brasileño: la posición actual del mayor censor del firmamento, Saturno, se opone a la voluntad paciente, pero inflexible, de su Marte natal, aunque las vitaminas que le está aportando un buen aspecto del optimista Júpiter pueden remediar en parte esa limitación, y hasta salvarla si resulta que hoy el cielo ha decidido que no es un día de alegrías para Guccione, su contrincante.
Este australiano de evidente origen italiano, como declara a gritos su apellido, nació encantado de conocerse a sí mismo: un Leo ( 30/7/1985) voluntarioso, con el Sol apoyado sobre el hombro de un Marte con vocación de ocupar el centro del escenario a cualquier precio, y con los mismos instintos plutonianos que presenta Mello en su carta natal. Los tránsitos sobre las cualidades marciales de Guccione parecen empeñados hoy en restarle puntos, y, como sugiere la oposición de la Luna, el favor del público.
La hora torera que dio inicio a las hostilidades, 17:00 hora española, favorece al brasileño. Sin el menor convencimiento, y con descarada ventaja, (Mello ganó el primer set 7-6 y va por delante en el segundo, 2-1) pronostico,- con desvergüenza, sí- , que el brasileño se alzará con la victoria. Y agosto que no acaba, ni su locura de predecir el futuro.
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