26 de Agosto 2004
Verdasco-Davydenko
En el torneo de tenis que viene celebrándose estos días en la larga isla de Nueva York, el español Fernando Verdasco se enfrenta hoy al ruso Nikolay Davydenko. ¿Queréis saber quién va a ganar? Yo, tambíén, así que voy a jugar un rato a lo imposible.
Fernando Verdasco
Este chico con cara de no haber roto jamás un plato nació bajo la sombra de Escorpio (15/11/1983), signo empeñado en buscarle siempre tres pies al gato propio y ajeno. Su Marte, sumergido en la discreción meticulosa de Virgo, nos dibuja un perfil de guerrero más atento a los detalles que al conjunto, y con ciertas dificultades para imponer su voluntad, forzado por un aspecto de Neptuno, que le cuadra con saña. Sin embargo, los tránsitos de carácter más que amistoso que Júpiter, Saturno y Venus, lustre de alta calidad para sus armas, están efectuando sobre los planetas encargados de diseñar el plan de ataque de sus muñecas, han llegado hoy con la promesa de una victoria. Entonces, ¿ganará? No sé, antes demos un vistazo al rival.
Nikolay Davydenko
Nacido bajo la curiosidad insaciable de Géminis (2/6/1981), Davydenko parece poseer a primera vista un armamento de mayor calibre que el del español. Marte, domiciliado en el tozudo Tauro, y aliado de nacimiento con el optimismo desbordante de Júpiter y la prudencia de Saturno, resultan un pasaporte diplomático válido para cruzar todas la fronteras del éxito, siempre que el impetuoso Urano, dispuesto a llevarle la contraria a perpetuidad, no le crispe los nervios más allá de lo debido. Davydenko llega al encuentro de hoy con hambre de batalla, la que le provoca el tránsito de Marte, empeñado actualmente en convertir el círculo de su Sol en un cuadrado.
Sólo con esos datos en la mano, y lamentando la ausencia de otros muy fundamentales , como la hora de nacimiento de ambos jugadores, pero sin olvidar la brújula de la hora prevista de inicio del encuentro, dictamino con poco convencimiento y menos entusiasmo que Davydenko se alzará con el triunfo. Y que termine agosto ya, y con él la locura de leer el futuro.
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